sábado, 19 de octubre de 2013

Elegir un cliente


Me encanta el arte de seducir. Me gusta ser capaz de provocar sensaciones en un hombre sólo con pasar ante él. Con sutileza conseguir de él mi propósito. Una mirada, un gesto, o simplemente saber que estás ahí y me miras.

Es lo que más echo de menos en esta nueva vida. Ahora debo cautivaros con unas fotos y me cuesta saber qué os seducirá. Parece un comentario inocente pero es cierto. Un instante captado por una cámara puede decir mucho, lo sé. Una actitud ante la cámara dará la imagen deseada y buscada por el fotógrafo. De ahí que si fotógrafo y modelo buscan un objetivo concreto tengan que estar en sintonía. Una vez hechas las fotos y publicadas seréis vosotros los que elijáis. Y ahí entra mi frustración porque es una barrera. Yo la fruta no la compro por internet, voy al mercado. Creo que para vosotros también es difícil, hay una oferta amplísima y aplicar criterios de selección tampoco debe ser fácil.

Pasado este primer escollo, y si has decidido llamarme, oirás mi voz. Aquí ya podemos interactuar,  la voz puede actuar ya de mediadora, ya hay intercomunicación.  Podemos sacar mil y una conclusiones a través de una voz; a través de su timbre, su tono,  su cadencia…aunque me puedes pillar en el mercado comprando fruta! … seguimos  en desventaja. Así que cuando me llamáis tampoco controlo la situación. Pero lo que puedo es decidir si accedo o no a concretar una cita. Es el primer momento donde tengo capacidad de decisión, en este punto ya no sólo depende de ti, ahora yo puedo elegir quedar o no contigo. También, si se tercia, podré seducirte. Pero,  ¿será suficiente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario