Me encanta el arte de seducir. Me gusta ser capaz de
provocar sensaciones en un hombre sólo con pasar ante él. Con sutileza
conseguir de él mi propósito. Una mirada, un gesto, o simplemente saber que
estás ahí y me miras.
Es lo que más echo de menos en esta nueva vida. Ahora debo
cautivaros con unas fotos y me cuesta saber qué os seducirá. Parece un comentario
inocente pero es cierto. Un instante captado por una cámara puede decir mucho,
lo sé. Una actitud ante la cámara dará la imagen deseada y buscada por el
fotógrafo. De ahí que si fotógrafo y modelo buscan un objetivo concreto tengan
que estar en sintonía. Una vez hechas las fotos y publicadas seréis vosotros
los que elijáis. Y ahí entra mi frustración porque es una barrera. Yo la fruta
no la compro por internet, voy al mercado. Creo que para vosotros también es
difícil, hay una oferta amplísima y aplicar criterios de selección tampoco debe
ser fácil.
Pasado este primer escollo, y si has decidido llamarme, oirás
mi voz. Aquí ya podemos interactuar, la
voz puede actuar ya de mediadora, ya hay intercomunicación. Podemos sacar mil y una conclusiones a través
de una voz; a través de su timbre, su tono, su cadencia…aunque me puedes pillar en el
mercado comprando fruta! … seguimos en
desventaja. Así que cuando me llamáis tampoco controlo la situación. Pero lo
que puedo es decidir si accedo o no a concretar una cita. Es el primer momento
donde tengo capacidad de decisión, en este punto ya no sólo depende de ti,
ahora yo puedo elegir quedar o no contigo. También, si se tercia, podré
seducirte. Pero, ¿será suficiente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario