lunes, 17 de febrero de 2014

Mi primer visón


Ojeando fotos de mi niñez he dado con una preciosa. No tendría más de dos años y correteo por un hermoso parque en invierno con mi abriguito de visón blanco y un gorro con un pompón. No recuerdo mucho de mi abrigo, pero por la sonrisa que dibuja mi cara seguro que era suave, muy suave y calentito.

Pasaron muchos años hasta que tuve mi segundo visón. De él me deshice en una subasta benéfica. Me entró la vena defensora de los animales y me avergonzaba cubrirme con sus pieles. Luego me informé más afondo del tema y descubrí que hay animales que nacen única y exclusivamente para ser utilizada su piel, igual que hay otros que sólo se crían por su carne.

Podríamos hablar de otros temas como no comer pollo por el hacinamiento y el estrés que sufren estos animales en las granjas. O de otros más fuertes como los diamantes de sangre. O de esa camisa que llevas puesta ahora mismo y que han elaborado unas manitas cuyo dueño debería dedicarse a ir al cole y jugar.

Aunque, en este momento, mi única intención era compartir con vosotros la ilusión que me ha hecho encontrar esa foto antigua donde luzco, con mucho estilo, mi primer visón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario